Perversidades, término difícil si los hay. Concepto que varía en cada idelogía que lo toma, cada línea psicoanalítica, etc.
No quiero jugar una definición aquí, no soy especialista y lo que quiero es reflexionar sobre ciertas representaciones cinematográficas. Lo que quiero es compartir una sensación que me quedó la otra noche después de ver "Bitter moon" de Roman Polanski. Y quiero contraponer esta película con la más reciente, "En carne viva" de Jane Campion y la ya clásica "Belle de Jour" de Buñuel.
La de Polanski, traducida ampulosamente al castellano como: Perversa luna de hiel, logra un trabajo muy interesante sobre el tema de la pasión llevada a sus más inesperados extremos, y este tratamiento, a mi entender, viene de la elección del narrador: un narrador testigo, es decir, nos vamos enterando de qué va la historia al mismo tiempo que uno de los protagonistas (Hugh Grant).
El narrador testigo (el director) toma como narrador testigo mezclado con algo de omnisciente (ya que ese personaje que narra vivió lo que narra, justamente) al otro personaje (Peter Coyote, genial aquí).
Lo que se presenta es una relación entre dos adultos que van pactando sus maneras de llevar su pareja. No hay juicio del narrador-director, sólo muestra lo que ha sido esa historia. No toma partido, y hasta en el momento de mostrar la maldad de esos personajes, los muestra tal cual son con sus mierdas y grandezas.
Es más, cuando el personaje de Grant emite juicios morales, estos son sólo los de ese personaje, no los del narrador-director.
Lo más interesante que produce este narrador-director, es que puede mostrar a un hombre y a una mujer en un juego consentido por ambos y no hay un juzgamiento sexista del asunto: qué puta que es la mina, mirá en el lugar que se pone. Allí esa mujer va decidiendo (y así se la muestra) qué es lo que quiere y se va entablando un pacto que se va renovando a medida que avanza la relación.
Esta forma de trabajar la "narración" y el tema me llamó mucho la atención y me hizo gustar de la película, a diferencia de las otras dos que nombré en que la culpa de la mujer, la sumisión casi inconsciente al hombre que las "redime" es contada desde un narrador que sí toma partido, y que parece no poder presentar esas historias desde otro lugar.
El narrador omnisciente juega una mala pasada sexista en estas dos ultimas pelis. Donde más me molestó eso fue en la de Jane Campion. No era el tema, sino el tratamiento, su narración lo que no me gustó.
Recién anoche, comentándole a Ire esta idea del narrador en la peli de Polanski, me di cuenta, pude ver más claro qué me había molestado de esas películas.
Pienso ahora, mientras escribo esto, que es esto mismo: el narrador testigo, lo que hace que "Saló" de Pasolini sea lo que es: terrible pero con un tratamiento único y excelente de las perversidades del fascismo.
1 comentario:
"No era el tema, sino el tratamiento". Complejo, demasiado subjetivo puede resultar plasmar una historia en imágenes.
Ay, qué tiene Belle de Jour q m fascina... Me encanta la ropa que lleva el bloque de hielo-Deneuve.
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